[Tolkien se comprometió con Edith Bratt, a la que había conocido durante su adolescencia en Birmingham, en enero de 1913, cuando contaba veintiún años. La carta que sigue fue escrita durante su último año de estudiante en Oxford, cuando estudiaba Lengua y Literatura Inglesas, y al mismo tiempo se preparaba en el Cuerpo de Entrenamiento para Oficiales Universitarios con el fin de ingresar al ejército.]
[Sin fecha; octubre de 1914] – Exeter College, Oxford
Mi Edith querida:
Sí, tu carta del sábado por la mañana me sorprendió y más bien me apenó saber que la mía tendría que ir persiguiéndote. Me escribes cartas espléndidas, pequeña; y sin embargo, me porto muy mal contigo. Parece que hace siglo(s) que no te escribo. Tuve un fin de semana muy ocupado (¡y muy húmedo!).
El viernes transcurrió por completo sin acontecimientos dignos de mención, lo mismo que el sábado, aunque tuvimos ejercicios de entrenamiento toda la tarde y me empapé varias veces y nuestros rifles se pusieron a la miseria y después hizo falta una eternidad para limpiarlos.
Me pasé la mayor parte del resto de esos días adentro leyendo: tenía un ensayo, como te lo dije, pero no lo terminé, pues apareció Shakespeare y luego (el teniente) Thompson[1] (muy saludable y guapo en su nuevo uniforme) y me impidieron trabajar en domingo, como, me lo había propuesto… Fui a St. Aloysius a oír misa solemne y más bien disfruté de ella; hacía siglos que no asistía a una, pues Fr. F.[2] no me dejó ir cuando estuve en el Oratorio la semana pasada.
Por la tarde tuve que hacer una visita de compromiso al rector[3], que me resultó muy aburrida. ¡Su esposa es realmente espantosa! Me marché tan pronto como pude y corrí bajo la lluvia al encuentro de mis libros. Luego salí y vi al Sr. Sisam[4] y le dije que no podía terminar el ensayo hasta el miércoles; me quedé y conversé con él durante algún tiempo, y luego fui y sostuve una conversación muy interesante con Earp[5], ese hombre tan extraño del que te hablé, y le presenté (para su gran deleite) el «Kālevalā», las baladas de Finlandia.
Entre otros trabajos, estoy tratando de convertir una de las historias —una gran historia realmente, y muy trágica— en un cuento siguiendo en parte las líneas de las novelas de Morris, con fragmentos de poesía intercalados[6]…
Ahora tengo que ir a la librería de la universidad y ponerme inmundo entre libros polvorientos; y luego hacer tiempo hasta ver al tesorero…
R[7].
NOTAS.
[2] Padre Francis Morgan (1857-1934), del Birmingham Oratory, el sacerdote católico que se convirtió en el tutor de Tolkien después de la muerte de su madre en 1904.[3] R. Farnell, rector del Exeter College, 1913-1918.
[4] Kenneth Sisam (1887-1971), que en 1914 fue estudiante investigador y asistente del profesor A. S. Napier. Actuó como preceptor de Tolkien; véase n.° 318.
[5] Thomas Wade Earp, entonces estudiante en Exeter College; más adelante se hizo conocido como escritor sobre pintura moderna. Para la referencia sobre él de Tolkien como «T. W. Earp, el twerp [tipejo] original», véase n.° 83; como el Dictionary of Slang de Partrídge registra el empleo de «twerp» circa 1910, es posible que el nombre de Earp y sus iniciales dieran origen a la palabra. Earp era uno de los editores de Oxford Poetry 1915, donde se imprimió uno de los primeros poemas de Tolkien publicados, «Goblin Feet».
[6] La reelaboración de una de las historias del Kalevala, «La Historia de Kullervo», no fue nunca terminada, pero resultó ser el germen de la historia de Turín Turambar que aparece en El Silmarillion. Para la noticia que Tolkien da de esto, véase n.° 163.
[7] Tolkien firmaba habitualmente sus cartas a Edith Bratt «Ronald» o «R.», aunque a veces usaba su primer nombre de pila, John.